Las antenas tienen que soportar todo tipo de meteorología ya que están expuestas a todo en el tejado o azotea. Pero la lluvia tiene la capacidad de colarse por todas las hendiduras y estropear tanto estructuras como circuitos electrónicos.
En este blog hemos comentado los posibles problemas que pueden generar tanto la nieve como el calor a las antenas. En este nuevo articulo nos centraremos en la lluvia.
Agua en el dipolo
El dipolo de una antena es la parte que capta la señal emitida desde el repetidor. En las antiguas antenas este elemento no está aislado del exterior, y algunas llevan un pequeño circuito electrónico destinado a amplificar la señal.
Al entrar el agua de la lluvia al interior, la antena comienza a estropearse, llegando a averiarse del todo y dejando de recibir señal.
Agua en el cable coaxial
Con el tiempo, el cable de la antena pierde la carcasa exterior y se queda el cobre de la malla al descubierto. Al entrarle agua, ese cobre se oxida y se debilita, llegando a romperse con el tiempo.
A parte de la posible rotura, también es muy común que con la entrada de agua en el cable pierda señal y los vecinos sufran de pixelaciones en sus televisores.
En el peor de los casos, el agua puede resbalar por el interior del cable, llegando a los equipos de amplificación alojados en los camarotes o RITS, averiándolos y dejándolos inservibles.
Oxido en la torreta
La torreta es la estructura metálica donde se instalan las antenas de la comunidad de vecinos. Con el paso de los años, es habitual que la lluvia termine por oxidar la torreta. El oxido va comiendo el metal hasta que debilita la torreta y termina por caerse.
Una vez en el suelo, la antena queda desorientada en el mejor de los casos, si no es que se ha roto en la caída contra el tejado.
Un mantenimiento adecuado puede prevenir todos estos problemas que desembocan en una misma avería: Sin señal en el televisor de los vecinos.