Cuando no desconectamos de la corriente eléctrica los electrodomésticos que no estamos usando, continúan consumiendo electricidad. La suma de todo este gasto, que toma el nombre de consumo fantasma, puede suponer el 10% del gasto anual de la factura.
¿Por qué existe ese consumo si el aparato no está encendido? Atendiendo a la explicación técnica, hay que saber que todos los electrodomésticos llevan un transformador para reducir el voltaje. La red eléctrica del hogar funciona a 230 voltios, pero ninguna máquina lo hace a ese voltaje. La fuente de alimentación de cada aparato se compone de dos bobinas, estando una de ellas permanentemente conectada a la electricidad. A pesar de estar en reposo la bobina tiene una resistencia y eso es lo que produce un leve gasto.
Los televisores son los que más consumen en “stand by”, seguidos por los routers y descodificadores de televisión. A esos hay que sumar ordenadores, impresoras y videoconsolas.
¿Qué puedo hacer para evitar el consumo fantasma?
Evitar el consumo fantasma es sencillo siguiendo unos pequeños pasos. A la hora de comprar electrodomésticos podemos fijarnos en su eficiencia energética para ayudarnos a gastar menos. Para ello debemos observar la categoría de eficiencia energética. Los aparatos que menos consumen se sitúan en la letra A, siendo la D los que más consumen. Seguido de dicha letra encontramos varios pluses, (+), y cuantos más haya, menos gasto produce. De tal manera que la categoría más eficiente será la A+++.
Lo más efectivo, lógicamente, es desconectar el aparato de la red eléctrica. Pero cuando tenemos varios electrodomésticos juntos, como puede ser un televisor, la videoconsola o el router, una regleta con interruptor puede ser lo más cómodo.
Si nos preocupa mucho el gasto, podemos comprar un medidor de consumo eléctrico para comprobar el dispendio que produce cada electrodoméstico por separado. Su precio ronda entre los 15 y 30 euros.
El mito: los cargadores de móviles consumen tanto con el móvil conectado como sin él, y el gasto que producen no es tan elevado como parece. Si dejamos conectado un cargador 24 horas durante un año nos costaría apenas 30 céntimos de euro.